Cataluña no tiene solución


Pienso, en conciencia, que la “cuestión catalana” no tiene solución. Y no tiene solución pues no se han puesto las bases para ello, atacándose solamente los efectos, pero no las causas de la situación, de cómo hemos llegado a dónde estamos: una región en la que una gran parte de la población desearía ir por libre, fuera de España, pues están convencidos de que les iría mejor.

Da igual que sean el treinta por ciento, el cuarenta o el cuarenta y cinco… Lo cierto es que es un sentimiento que va en aumento, o por lo menos no disminuye. Y ello se debe a varios factores, contra los que el pusilánime –y digo pusilánime por no decir cobarde- gobierno del PP no ha querido hacer nada:

1. El adoctrinamiento de los niños desde la guardería, es decir, a los 3 años, y hasta los 16, como mínimo, inculcándoles la idea de que España les roba, de que Cataluña fue un estado avasallado e invadido por nosotros, y otras visiones igualmente peripatéticas de la historia, y de juzgado de guardia.

¡Pero cuándo todo un ministro de educación, cultura y deportes, y Barón de Claret, lo niega expresamente, es obvio que no han hecho nada, ni piensan hacerlo!

Y ello a pesar de que el art. 27, 8, de la Constitución les faculta para ello: “Los poderes públicos inspeccionarán y homologarán el sistema educativo para garantizar el cumplimiento de las leyes”.

2. La inmersión lingüística, o más bien la imposición obligatoria del catalán, en la enseñanza y en la sociedad, sin que el Estado español haya sido capaz de reaccionar a tiempo, simplemente respetando lo que dice la Constitución al efecto:

Art. 3, 1: “El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla”.

Los niños que tienen la desgracia de vivir en Cataluña son sumergidos en el catalán, que se impone manu militare en todo el sistema educativo, sin que ningún gobierno, ni del PP ni del PSOE (las dos caras de una misma moneda) hayan sido capaces de hacer algo para evitar esta situación auténticamente dictatorial.

3. La existencia de un cuerpo policial, más bien en funciones de policía política, germen de un futuro ejército catalán, que Dios quiera no se levanten en armas pronto contra España…Es algo que cualquier persona con dos dedos de frente lo ve venir, menos el gobierno del PP…

¿De dónde sacan los ministros y altos cargos estos pardillos…? No quiero pensar que vayan Atades (con todo respeto hacia los disminuidos psíquicos), pero a algún sitio similar deben de acudir, pues no es normal juntar a tanto tonto por metro cuadrado.

En definitiva, que los españoles tenemos lo que nos merecemos, o que tal vez no nos merezcamos, pero que los sucesivos gobiernos del PSOEPP han sido incapaces de controlar.

Como decía José Antonio Primo de Rivera: “No olvidemos la Historia: el catalanismo nace políticamente cuando España pierde sus colonias, es decir, cuando los fabricantes barceloneses pierden sus mercados. No se oculta entonces a su pasada agudeza que es urgente conquistar el mercado interior. Tampoco se nos oculta que sus productos no pueden defenderse en una competencia puramente económica. Hay que imponerlos políticamente al resto de España. Y nada mejor para imponerlos que blandir un instrumento de amenaza al mismo tiempo que de negociación. Ese instrumento fue el catalanismo… El alma popular catalana, fuerte y sencilla, fue llenándose de veneno. Áridos intelectuales compusieron un idioma de laboratorio sin más norma fija que la de quitar toda semejanza con el castellano. Cataluña llegó a estar crispada de hostilidad para con el resto de la Patria…. El catalanismo era una especulación de la alta burguesía capitalista con la sentimentalidad del pueblo”.
Y ahora, mucho me temo, que ya es demasiado tarde para enderezar este barco que se hunde…

Publicado en El Muro del Pueblo Español (13/12/2017), Alerta Digital y Heraldo Sanitario de Oregón (14/12/2017) y La Tribuna de Cartagena y Sierra Norte Digital (16/12/2017)

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