La política socialista del PP


La única diferencia entre el PP y el PSOE es que la política económica del PP es más socialista que la del PSOE. Parece un contrasentido, pero es así.

Y para muestra un botón. En lugar de decirles a los españoles la verdad, que la seguridad social está en quiebra técnica, por ser inferiores los ingresos a los gastos, Rajoy prefiere mirar para otro lado, y el que venga detrás, que arree.

Sigue pagando las dos pagas extras a los más de nueve millones de jubilados e inválidos permanentes, aunque para ello tenga que echar mano del fondo de reserva del sistema, que pronto estará sin fondos. Fondo creado por Aznar para tener un colchón con el que poder hacer frente a dificultades transitorias de tesorería, épocas de vacas flacas como la actual, etc. Pero todo eso a Rajoy le tiene sin cuidado. El sólo piensa en ganar las próximas elecciones…, esas que ya tiene pérdidas, y todo el mundo lo sabe, menos él y sus consejeros áulicos.

Aprovechando que en Navidades todo el mundo pasa de la legislación motorizada con la que nos gobiernan, a golpe de decretos-leyes, como en cualquier monarquía platanera que se precie (la expresión es mía y la voy a patentar), el BOE del 21 de diciembre nos obsequia con el Real Decreto-Ley 16/2013, de medidas para favorecer la contratación estable y mejorar la empleabilidad de los trabajadores.

Soy Graduado Social, pero estoy ya tan harto de los temas laborales, que la verdad es que paso de estar al día, entre otras razones porque es prácticamente imposible, pues se gobierna a golpe de paridas y ocurrencias.

El gobierno actual, a diferencia de la PSOE, está formado por gente preparada, con sus carreras y oposiciones a cuestas, pero es un gobierno de funcionarios, que no pisan la calle, desconocen la realidad social y no han visto una empresa más que de visita. Por tanto muchas de las cosas que hacen obedecen a su falta de conocimiento de la realidad.

Pues bien, a lo que íbamos. Un Graduado Social, amigo y ex alumno, me acaba de facilitar esta información, a la que como asesor laboral de pequeñas y medianas empresas, no da crédito, y yo tampoco.

Para aumentar la recaudación, en mil millones de euros al año, según la prensa, el gobierno obliga a cotizar por todos los ingresos no salariales que tenga el trabajador, algunos de los cuales realmente no son tales, sino meras compensaciones por gastos o desembolsos que debe realizar para poder trabajar, como el plus de transporte, por ejemplo. O las aportaciones a planes de pensiones contratados por la empresa, como mejora establecida por convenio colectivo, seguros médicos, ayudas de comida, etc. Esto supone, además, una disminución de los ingresos del trabajador, pues dichas cantidades se verán reducidas por la aportación correspondiente a la seguridad social…

La modificación legal se introduce en este Real Decreto, y entra en vigor al día siguiente al de su publicación en el BOE, con lo cual el 22 de diciembre al Estado, o más bien a la Seguridad Social, ya le ha tocado el Gordo, pues va a aumentar sus ingresos, a costa de exprimir más a los empresarios y autónomos españoles.

Es decir, que en lugar de fomentar la creación de empresas, la contratación de nuevos trabajadores, etc., se opta por dar otra vuelta de tuerca a los cotizantes, para sacarles más dinero. ¡Después les extrañará que el número de empresarios y trabajadores en activo no pare de disminuir!

Ante la falta de nuevas empresas, y consiguientemente de  contrataciones laborales, el gobierno ha puesto sus ojos en el colectivo más vapuleado de todos, el de los autónomos y pequeños empresarios, incrementando las bases de cotización de un 2% la mínima, a un 5%, la máxima. Pero que no se quejen, pues para los autónomos societarios y con empleados, la subida es del 22%.

Peor lo tienen los empresarios con más de diez trabajadores, ya que la disposición adicional segunda de la norma referenciada les obliga a pagar por el grupo de cotización 1 de la seguridad social  (ingenieros y licenciados), lo que supone que se tienen unos ingresos de más de tres mil quinientos euros mensuales –aunque no se llegue a ellos, ni de lejos-, y por lo tanto hay que pagar más de mil euros mensuales…

Una medida que lo único que conseguirá es el efecto contrario al que se busca: los empresarios en esta situación tendrán que reducir plantilla, para tener menos de diez trabajadores, o dividir su empresa en dos ó tres, con el coste correspondiente, pues en cada una de ellas tendrá que figurar un autónomo como administrador, cotizando alrededor de trescientos euros mensuales, con lo cual no hay ahorro alguno, pues encima se encarecerán los costes burocráticos, de asesoramiento y gestión laboral, fiscal, contable y de seguridad social. (Ya que aquí, en España, las exigencias documentales son cada día más grandes, y se trata igual al quiosquero de la esquina que a una gran multinacional).

El Graduado Social anteriormente citado me decía que a partir del 1 de enero en curso su asesoría ha optado por no prestar servicios a trabajadores autónomos, ya que son tantos los trámites que hay que realizar, que si los cobran a su precio real, es inviable para el cliente, y si cobran a un precio reducido, que podríamos llamar político, pierden dinero con estos clientes, y se van a centrar única y exclusivamente en el asesoramiento a sociedades.

Y para postre la obligación de cotizar a la seguridad social por conceptos extra salariales como la comida –los típicos vales de comida en restaurantes concertados-, transporte –la pequeña compensación que se recibe por los gastos de transporte- o la guardería, cuando la paga la empresa. (Supongo que a los empleados de Hacienda en Zaragoza se la seguiremos pagando los contribuyentes, faltaría más, que todavía hay clases).

Estamos hablando de un colectivo formado, exactamente, por  3.050.341 trabajadores autónomos, número que de seguir así las cosas, pronto empezará a bajar, pues no hay ingresos para poder hacer frente a tantos pagos.

Seguro que con la PSOE la extorsión a los autónomos y pequeños empresarios, sería menor. O por lo menos tendríamos contra quien protestar, pero ahora, como son los nuestros muchos prefieren estar callados, aunque la procesión va por dentro.

¿De verdad creen que alguien querrá ser empresario en España, en estas condiciones?

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