Corrupción política en España
Comenzaré diciendo que políticos y corruptos no son palabras sinónimas, aunque a muchos se lo parezca. Que hay políticos honrados, aunque escasos, y pienso que el problema de fondo es la profesionalización política.
Aunque en el catálogo de ocupaciones del INEM no figura como profesión la de político, tampoco aparece la de puta, y la verdad es que hay muchas personas –hombres y mujeres- dedicadas a ambas profesiones…públicas.
Comencé la carrera de Derecho a la “temprana” edad de 35 años, siendo ya profesor universitario, en calidad de Graduado Social, y me sorprendió mucho ver a algunos compañeros de la Facultad –no los más listos, la verdad-, con veintipocos años saltar del pupitre al asiento curul, como concejales, diputados autonómicos e incluso nacionales, sin solución de continuidad. Algunos han seguido “trepando” en la política, sin profesión u oficio alguno, pues me niego a considerar la licenciatura en Derecho como una profesión. Será una formación universitaria –bastante deficiente, por otra parte-, pero no es propiamente una profesión. La abogacía si es una profesión, o el ejercicio del derecho en cualquier ámbito de la vida: jueces, fiscales, secretarios judiciales, etc.
Es decir, tenemos una “clase” política totalmente profesionalizada, que hacen de los cargos su profesión, que se han acostumbrado a vivir sin trabajar –y además muy bien-, y que no están dispuestos a bajarse del burro, aunque el animal esté agonizando, como le pasa al pobre y sufrido pueblo español…
Dicen que cada pueblo tiene el gobierno que se merece, y la mayoría votamos por echar al PSOE, y así consiguió el PP la mayoría absoluta. Mayoría absoluta que le permitiría reducir el elefantiásico tamaño de las administraciones públicas, pero claro, la “clase” política no es tonta, y se niega a reducir sus viveros de empleo, que no de trabajo, ya que la mayoría no hacen gran cosa. Su principal ocupación es intrigar contra sus propios compañeros para desacreditarles, y así poder seguir figurando en las listas –no hay peores enemigos que los del propio partido-, hacer de “conseguidores” para empresas privadas, previo cobro de las comisiones correspondientes, y buscar nuevos “yacimientos” de empleo en empresas públicas, semiprivadas, etc., para cuando se les acabe el chollo.
Posteriormente la mayoría de la población volvió a apoyar al PSOE y el PP perdió el poder, y desde hace casi dos años, con varias elecciones de por medio, tenemos a un presidente que es una auténtica nulidad con piernas, y se niega a hacer lo que España necesita:
- Reformar la Constitución para suprimir el Senado, el Tribunal Constitucional y las Provincias.
- Echar a todo el personal interino, eventual, contratado temporal, etc., de las administraciones, para reducir el déficit público.
- Volver a la jubilación de los cuerpos superiores a los 65 años, para reducir el empleo público y los gastos de personal, que se comen más del 80% de los ingresos del Estado.
- Suprimir los trienios y reducir la cuantía de las pagas extras.
Tenemos 38 diputaciones provinciales que son auténticos nidos de caciques –en acertada expresión de don Hipólito Gómez de las Roces-, pero nadie se decide a quitarlas. Se trata de más de un millar de plazas de diputados provinciales, y otras tantas de asesores –o comisarios políticos- nombrados a dedo, y claro los políticos no quieren reducir sus empleos Tampoco se suprime el Senado. Todos sabemos que es una cámara inútil, por redundante, y que es un verdadero cementerio de elefantes de políticos en la reserva, pero claro, hay que darles de comer.
Por supuesto, no vamos a prescindir del personal interino, pues la mayoría son enchufados, y no vamos a dejar a nuestros hijos, sobrinos y correligionarios sin ocupación, que al fin y al cabo no nos cuesta ningún dinero, pues les paga el Estado, o las diversas y excesivas Administraciones Públicas: autonomías, diputaciones, comarcas, ayuntamientos, etc.
¿Y el pueblo…? Pues, y perdónenme la expresión, el pueblo que se joda. Total, hasta dentro de cuatro años no vamos a necesitar su voto. Y ya sabemos que los españoles tienen memoria de pez…
Pero, ¿permitirán la Unión Europea, y sobre todo los mercados financieros –nuestros acreedores, al fin y al cabo- que sigamos con este despilfarro mucho tiempo más? Ellos aspiran –legítimamente- a cobrar las cuantiosas deudas que tenemos contraídas, y de seguir así las cosas lo van a tener muy difícil.
¡Pobre España! Los políticos profesionales van a ser tu ruina, y la nuestra.
Publicado en Periodista Digital y El Español Digital (15/03/2024) y Heraldo de Oregón (18/03/2024)
La corrupción impera en la España actual.
Aquí no se persigue a los corruptos, ni a los corruptores, sino a los denunciantes de corrupción, y el señor Grau Morancho puede dar fe de ello.