Pedro Sánchez ha traído un millón más de extranjeros, la mayoría sin oficio ni beneficio, y viviendo de las ayudas sociales
Éramos pocos, y parió la abuela, en este caso el botarate que habita en la Moncloa, y viaja en Falcon, que pagamos todos.
Hace un par de años, los residentes en España, entre nacionales y extranjeros, escasamente llegábamos a cuarenta y siete millones y medio, pero ahora ya rebasamos los cuarenta y ocho millones doscientas mil personas.
Y si a ello unimos el fallecimiento de más de trescientas mil personas, como consecuencia del Covid, y de las “vacunas” correspondientes, el confinamiento, la soledad, etc., la población ha aumentado en más de un millón de personas.
La mayoría sin oficio ni beneficio, y con escasa o nula formación o preparación para desempeñar algún trabajo útil para la sociedad.
Pero eso no le importa a Sánchez.
Son sus “nuevos votantes”, a los que se está legalizando por vía de urgencia, y rápidamente se reconocerá el derecho a votar.
Y si no pueden vivir, comer, vestirse, etc., no pasa nada, para eso está el banco de alimentos, las parroquias, los comedores sociales…
La vivienda no es problema. Se legaliza, o permite por la vía de hecho la okupación de viviendas ajenas, por el expeditivo procedimiento de la patada en la puerta, y ya está.
Sánchez es al Derecho lo mismo que Atila a la Justicia.
Bueno, posiblemente Atila era más respetuoso con los derechos ajenos que el falso doctor en economía, Pedro Sánchez, que está destruyendo España.
¿Y qué hace la población? Pues estar acojonada, literalmente.
Ayer me pedía una señora mayor, residente en el mismo edificio que, por favor, vigilara su piso, pues se va unos días con el Inserso a un balneario, y tiene mucho miedo de que a la vuelta ya esté okupado.
Yo mismo he instalado un sistema de alarma, y tengo que pagar mensualmente un dinero por tener el piso, despacho y biblioteca, vigilados.
Pero los españoles seguimos agachando la cabeza, en actitud servil, sin quejarnos ni manifestarnos, faltaría más, que somos personas muy bien educadas.
Y tontas; muy tontas.
¿Nos tienen que mear encima para que reaccionemos…?
Todas las ayudas sociales que ese millón de personas reciben, se detraen a quienes han aportado el dinero correspondiente, vía impuestos, directos e indirectos, y cotizaciones sociales, para poder sufragarlas.
¿Pero alguien nos ha preguntado si estamos de acuerdo para hacer de nuestra Patria una macro residencia, a gastos pagados, de las Hermanitas de los Pobres, aunque en este caso, los hermanitos somos nosotros…?
O más bien los primos.
Bienvenido sea todo extranjero que venga a España a trabajar, pagar impuestos y cotizar a la seguridad social.
Pero a los demás, puerta.
¿O es que usted admitiría en su casa como huésped permanente a una persona que no conoce de nada, ni, por supuesto, la ha invitado expresamente…?
Publicado en ÑTV España (24/05/2023) y Periodista Digital, El Español Digital y El Criterio (25/05/2023)
La pura y dura realidad.
Nos ha llenado España de extranjeros, sin formación ni preparación, mano de obra sin cualificar, y una buena parte de los cuales, ni siquiera quien trabajar.
Aspiran a vivir, no con nosotros, sino de nosotros, y lo están consiguiendo, gracias a nuestro escuálido estado de bienestar, Cáritas, Banco de Alimentos, ayudas de los ayuntamientos y las autonomías para el pago de alquileres, o mediante la okupación de viviendas nuestras, por el expedítivo sistema de la patada en la puerta…
¿Pero que tiene que pasar para que el pueblo español reaccione, y diga ¡BASTA!…?
Se puede decir más alto, pero no más claro…
La pura y dura verdad.