El abogado Villarejo
Hay dos tipos de españoles: los que son funcionarios, y los que quieren ser funcionarios. Normalmente el funcionario envidia al profesional liberal, y quiere ser como él: ganar mucho dinero (en teoría, solo en teoría), no tener jefes, poder mandar a tomar por el culo a los clientes pesados (es algo que da una gran satisfacción, casi similar al orgasmo…, aunque no es lo mismo), etc.
Pero claro, ello supone perder la seguridad y estabilidad laboral, el sueldo fijo, los trienios, etc.
Como en España a “listos” no nos gana nadie, se ha creado la figura de la excedencia para asuntos propios o particulares, que te permite dejar la función pública…, y poder retornar a ella si las cosas no te van bien en el sector privado.
Claro que pierdes el sueldo, y en ocasiones la plaza concreta y determinada que anteriormente tenías “en propiedad”. (Esto de la “propiedad” de lo público, ese concepto patrimonial de los empleos oficiales, nunca lo he entendido. Siempre he pensado que eres un servidor público, no un “propietario”, pero por lo visto es ansí, y digo ansí porque es una palabra antigua que me gusta, y al fin y al cabo, estamos hablando de una auténtica institución medieval).
Para evitar este “problema” se ha permitido “la compatibilidad”, que te permite estar dentro del mostrador del servicio público, y fuera del mismo, compitiendo en manifiestas condiciones “de desigualdad” con los auténticos profesionales liberales.
Porque, ¿ustedes creen que cuándo el “abogado” Villarejo necesitaba algo de la policía, por ejemplo acceder a sus bases de datos, etc., no “se servía” él mismo, sin necesidad de solicitarlo, de que le aplicasen la ley de protección de datos, etc.?
¿De verdad creen ustedes que el trato que un juez o un fiscal dispensa a un comisario de policía, o a un abogado del estado, es similar al que da a un abogado normal y corriente…?
Recientemente la CNMC ha emitido un duro informe sobre el anteproyecto de estatuto general de la abogacía española, pero creo que aún debiera haber sido más tajante, en el sentido de impedir, total y absolutamente, el ejercicio de la abogacía a los policías, guardias civiles, abogados del estado, de las comunidades autónomas, de la seguridad social, etc.
Y, por supuesto, también a los políticos con “mando en plaza”: diputados, senadores, concejales, etc.
No hablo de los concejales o delegados de urbanismo, porque esos, con carácter general, deberían estar siendo investigados de forma permanente…
¿Cómo consiguió un comisario como Villarejo, burlar la ley de incompatibilidades, y darse de alta como abogado, cobrando minutas millonarias por sus “trabajos” de fontanería judicial, o más bien de alcantarillas putrefactas de la política y la administración de justicia…?
Y digo más: ¿para qué sirve la sección, servicio o departamento de Asuntos Internos del cuerpo nacional de policía…?
Publicado en El Correo de Madrid y Mediterráneo Digital (27/07/2019) y El Diestro (30/07/2019)
LA EXCEDENCIA PARA ASUNTOS PROPIOS es un auténtico SEGURO DE PARO PARA FUNCIONARIOS.
La gente deja la Administración cuándo le sale un chollo, y luego, cuándo le vienen mal dadas, pide el reingreso en la Administración, AUNQUE NO SEAN NECESARIOS SUS SERVICIOS.
Debería suprimirse, o reducirse su duración al mínimo tiempo posible y razonable…
Un delincuente, por ahora solo presunto, que lleva más de 40 años delinquiendo «a la sombra del Gobierno de turno, e incluso del Estado, utilizando los servicios secretos, los datos de la policía, etc., ES FRANCAMENTE UN PELIGRO PÚBLICO.
Espero que muera en la cárcel, debidamente juzgado y condenado, pues es lo que se merece.
LO ÚNICO QUE MERECE.
Como creo en LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA, no me resisto a transcribir algunos párrafos del comunicado emitido por el Comisario jubilado el pasado día 22, y que ha sido omitido por prácticamente todos los medios, a excepción de DIARIO16.COM, que l o ha publicado íntegramente, y es bueno que se sepa:
«Ante la total imposibilidad de poder emplear otro medio, me veo obligado a emitir este comunicado para dar mi versión de la filtración, previa manipulación, del cutre aviso de la aertura de 20 nuevas piezas en septiembre, gracias a la intervención del CNI en mi sumario, habilitado como policía judicial…
Resulta significativo que, una vez más, mis manifestaciones sean alteradas y/o silenciadas a la opinión pública, mientras que lo filtrado por medios judiciales a través de su boletín oficial, el diario EL PAÍS, se difunda profusamente, buscando adormecer al pueblo y dictar una sentencia mediática por anticipado…».
De cualquier forma, y dada la gravedad de todo lo que denuncia, creo tendré que dedicarle un artículo.
Al fin y al cabo, siempre me ha gustado navegar contracorriente, y por aguas escabrosas…