De putas, ministras y socialistas
Comenzaré diciendo que no son términos similares, ni mucho menos. La reciente creación de un sindicato de putas –que espero incluya también a los putos y chaperos-, en un país donde es una de las profesiones con más “salidas”, y no lo digo con retintín, significa el triunfo del mercado de la carne, y de que la jodienda no tiene enmienda.
Podrá haber crisis económico, los combustibles por las nubes, etc., pero las ganas de folgar no desaparecen, es más, seguramente se incrementan, como una forma de combatir el estrés (o por lo menos eso dicen los “consumidores”).
Hay oferta cuando hay demanda, pues si no hay demanda, da igual la oferta que exista, pues no tendrá salida. Pero en este país, que el número de “salidos y salidas” es muy elevado, se calcula que hay alrededor de 500.000 personas viviendo del sexo, o mejor dicho, de la prestación de servicios sexuales, por cuenta ajena.
También existe el autónomo, pero eso se ha llamado toda la vida de Dios la paja, o el sexo en régimen de autoservicio…
Entiéndase la coña, ironía, mordacidad y socarronería del artículo, pues hay noticias que no se pueden comentan de otra forma, o por lo menos yo no sé.
¿Y qué tienen que ver las putas –y los putos, repito-, con las ministras y los socialistas…?
Pues mucho, como hemos visto recientemente.
La ministra de trabajo, migraciones y seguridad social, doña Magdalena Valerio, acaba de decir “que el gobierno feminista de España se opondrá con todas sus fuerzas a la legalización de la prostitución, por ser una explotación sexual de la mujer”.
De la mujer y de los hombres que se dediquen a ello, supongo.
Ante una situación real, y alarmante, de más de medio millón de personas dedicadas a la prostitución, ¿no sería preferible su legalización, con el correspondiente control sanitario periódico (como se hacía en la época de Franco, dicho sea de paso), pago de impuestos y seguros sociales, etc., que la situación actual en la que no pagan nada a nadie, como no sea a los chulos y macarras que teóricamente las protegen, y en realidad las explotan…?
Luego cuándo quedan inválidas o se hacen viejas, consiguen una pensión no contributiva, y a vivir, que son dos días.
Pero, mientras tanto, han tenido toda una vida “laboral” sin pagar absolutamente nada, ni a hacienda ni a la seguridad social.
El cinismo gubernamental lleva a cotas tan altas como las del ex ministro Montoro, que valoraba en un determinado número de miles de millones de euros su aportación al producto interior bruto, o sea, a la economía nacional.
O se está detenido o en libertad, y de la misma forma o se ejercita una actividad legal o ilegal. No caben los términos medios: no es ilegal, es “alegal”. Y ese término medio es absurdo: si es legal que paguen impuestos, como todo el mundo, y si es ilegal, que se la persiga, con todo el peso de la ley…
No esperaba menos de un partido tan cínico como la PSOE, incapaz de afrontar los verdaderos problemas de la sociedad española. Andan tan ocupados con sus “desenterramientos” (que son muy urgente y prioritarios), que no tienen tiempo para intentar dignificar el trabajo de más de 500.000 personas, en un sector en franca expansión, y con muchas “salidas” y “salidos”.
Espero disculpen el tono, pero es lo que hay. Aunque puedo debatir sobre el asunto con datos, encuestas, estudios de opinión, legislación, etc., pero entonces este artículo no lo leería nadie.
Publicado en El Correo de Madrid y Alerta Digital (02/09/2018) y Heraldo Sanitario de Oregón (03/09/2018)
Dicen que es la profesión más antigua del mundo…, aunque yo creo que es la de político.
Dicho lo cual, ¿no sería preferible legalizarla?
O criminalizarla, en cuyo caso habría que perseguir no solo a quienes la ejercitan, sino también a los clientes, y los cómplices que alquilan locales para su ejercicio, los directores de diarios que ponen anuncios de putas y putos, y se lucran con ello, etc.
A. Yo soy partidario de su legalización.
Y que paguen impuestos y seguros sociales, como todo el mundo.
B. Pero, sobre todo, que pasen revisiones médicas semanales, que no puedan trabajar cuando sufran alguna enfermedad transmisible, cobrando la baja, por supuesto, como todo el mundo, etc.
C. Creo se acabaría bastante con las mafias, el tráfico de mujeres, etc., para al ser todo legal, nadie tendría miedo a denunciar cualquier abuso o explotación de las personas que trabajen en esa actividad…
Pedro y Ramiro no puedo menos que compartir cuanto dicen, por que es la realidad, deberian legalizarla y que se pague impuestos por que es un negocio tan lucrativo para las mafias que les hacen verdaderas salvajadas, esclavizandolas de forma cruel e inhumana, serian una forma de acabar con tanto especulamiento Tambien es cierto que algunas de las que se dedican a ello, es lo unico que saben hacer.
Creo, al menos antes era así, que deben hacerse unos controles y que en sus servicios usan condones, pero eso no impiden que cojan lo que no tiene ni desean
Como muy bien dice Ramiro en su articulo el okupa de la Moncloa deberia preoxcuparse mas de esta lacra y no de desenterra a muertos, porque a la postre se le va a revolver no solo el cadaver de Franco sino otros muchos mas
Como siempre Ramirto dando en la diana con tus estupendos articulos