El Gobierno estudiará «detenidamente» la devolución de los bienes sustraidos a Aragón


Los catalanes independentistas reivindican más de cuatro mil kilómetros cuadrados de Aragón, que se dice pronto.  Es lo que ellos llaman la franja, es decir las tierras oscenses y turolenses que lindan con Cataluña, y que “obviamente” son también suyas… (Se asemejan mucho a esa señora que se divorcia y pretende quedarse con todo, menos con las deudas).

Por suerte o por desgracia, yo procedo de la franja, concretamente de la localidad de Laguarres, en la Ribagorza altoaragonesa.

A 17 kilómetros de mi pueblo está Roda de Isábena, con su imponente Catedral románica, en su día arrasada por los musulmanes (esa religión de paz, según dicen), y vuelva a reconstruir por los cristianos.

Al expandirse el pequeño Reino de Aragón fuera de sus confines originales, y anexionarse el Condado de Barcelona, por ejemplo, el Papado entendió que era preferible trasladar el Obispado a las nuevas tierras reconquistadas a los musulmanes, ubicándolo en la ciudad de Lérida, Lleida para los catalanistas.

Ello supuso que se mantuviera la dependencia eclesiástica de un Obispado ubicado en otra provincia, ya que Roda, Ribagorza, etc., son parte de la provincia de Huesca, pero ya se sabe que no tienen por qué coincidir los límites civiles con los eclesiásticos.

Algunos Obispos ilerdenses, cuando acudían en visita pastoral a las parroquias del Alto Aragón, optaron por llevarse –se supone que en depósito-, los bienes más preciados de cada localidad, con el argumento de que en Lérida estarían más protegidos, ya que iban a crear un museo diocesano, dónde, además, podrían estar expuestos…

En aquella época, estoy hablando de mediados del siglo XIX, y principios del siglo XX, no hubo Sacerdote que se atreviera a contradecir la voluntad del Señor, es decir, del Obispo, y mucho menos los Alcaldes de los pueblos, la mayoría de los cuales ni siquiera se enteraron de este “traslado” de bienes.

Algún cura rural, como mucho, se atrevió a pedir un recibo del depósito, y gracias a esos recibos los tribunales han acabado reconociendo la legítima propiedad aragonesa de esos bienes, que posiblemente son solo una ínfima parte de los sustraídos…

Tras una ardua batalla en los juzgados y tribunales de varios y prestigiosos abogados, tanto en la jurisdicción eclesiástica como en la civil, el criterio unánime de ambas jurisdicciones es que deben retornar a sus lugares de origen, habiéndose construido incluso un museo para guardarlos, en la ciudad de Barbastro, sede del Obispado de Barbastro-Monzón, que ha venido a suceder al Obispado de Lérida, en la reforma de las jurisdicciones territoriales eclesiásticas, para hacerlas coincidir con los límites provinciales y autonómicos. (Todo esto contado a grandes rasgos, por supuesto).

En resumen, y como colofón, que las autoridades catalanas pasan de todo, e incumplen sistemáticamente las sentencias firmes correspondientes, a favor de Aragón.

El Juzgado de Huesca que lleva la ejecución ha pedido al Ministerio de Cultura que, a virtud del artículo 155 de la Constitución, asuma sus competencias, y disponga esa devolución, pues así procede en Derecho y, sobre todo, en Justicia.

Y la contestación del Barón de Claret y Ministro de Educación, Cultura y Deporte, ha sido antológica: “Que lo estudiará detenidamente”.

En otras palabras, y hablando en cristiano: que no van a hacer nada, siguiendo la costumbre tradicional del PP de actuar con la mayor cobardía del mundo.

Es lógico: los corruptos son cobardes, pues tienen muchas cosas que esconder. (Y no me refiero a una cobardía personal del señor Barón de Claret, contra quien nada tengo, sino del partido en el que milita, el PP de Rajoy).
Desde luego, si piensan contar con mi voto, les aconsejo que se sienten, para no cansarse esperando.

Publicado en Alerta Digital, La Tribuna del País Vasco y Sierra Norte Digital (19/11/2017)

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