El esperpento catalán


Llevo dos días descentrado, cabreado, inquieto, preocupado… No sé qué me pasa, pero creo que los síntomas son claros y evidentes: me duele España. La situación es realmente esperpéntica. El penoso espectáculo del “parlamento” catalán nos sitúa a la altura de Venezuela o Guinea Ecuatorial, y muy cerca de Taiwán, donde las sesiones terminan frecuentemente a hostia limpia…

La prepotencia, engreimiento, e ignorancia de la todavía presidenta, es de juzgado de guardia, y espero que pronto tenga que dar explicaciones como investigada.

Pero lo que más me molesta es el adormecimiento de la sociedad civil catalana, si es que en Cataluña todavía queda algo de sociedad civil… La gente pasa de todo, y por lo visto solo le preocupa llegar a final de mes, y poder pagar los próximos vencimientos de esas tarjetas de crédito de las que la mayoría hemos tirado tan alegremente estos meses de verano.

Pero los árboles no nos dejan ver el bosque. Y el bosque está en llamas, la convivencia ha saltado hecha pedazos, y las familias están divididas, totalmente divididas.

Hace poco me decía una primera hermana en una boda, aprovechando que estaba un poco “contenta”, que en su familia eran todos separatistas…, y al ponerle yo mala cara, y decirle que me parecía una barbaridad, me dijo que no me preocupara, que seguiríamos siendo primos. ¡Pues menos mal, pensé! Y me soltó la letanía del victimismo, que España nos roba, que los catalanes pagamos más impuestos de lo que recibimos, que no necesitamos a España para nada (el ochenta por ciento de los productos catalanes se venden en el resto de España), etc.

¿Quiénes son los culpables o corresponsables de esta situación? Pues hay varios:

– Un tal Rajoy, que creo vive en La Moncloa, y que ha dejado que la situación se pudriera en los últimos seis años, a base de no hacer absolutamente nada, pensando que los problemas se solucionan solos.

– Zapatero, el inútil, el taimado, que les dijo a los catalanes que aprobaría el estatuto de autonomía que ellos quisieran, como así fue. Estatuto que tuvo que ser recortado por el Tribunal Constitucional, siete años y medio después, en un alarde de rapidez judicial…

– El circo de los enanos catalán, cuyos nombres ni voy a citar, pues no tienen derecho ni a pasar a la historia. Su futuro es meramente penal, y han sido utilizados por Arturo Mas, el capataz de los Pujol, que son quienes han movido los hilos de este teatro de guiñol, primero comedia, pero ahora ya camino de ser un drama…, en el que no faltan ni los muertos, 16, por ahora.

El Gobierno de España, muy digno él, se dedica a echar balones fuera, encargando al Tribunal Constitucional la solución del asunto, y encomendado al Fiscal General “del Gobierno” que proceda penalmente. Y así se hará.

Y este señor, que me parece muy digno y respetable, dicho sea de paso, “ordena” a la policía nacional, guardia civil y mozos de escuadra que retiren las urnas, persigan cualquier actuación que suponga un apoyo al referéndum, etc.
¿Pero está seguro de que los mozos de escuadra le obedecerán…? Yo no lo tengo tan claro.

Como no pongan a los guardias civiles o al CNI detrás de los mozos, vigilando todas y cada una de sus actuaciones –o falta de ellas- sobre el particular…

En definitiva, la democracia ha muerto en Cataluña, así como el Estado de Derecho, e incluso la propia Generalidad, cuya legalidad emana, no lo olvidemos, de la Constitución de 1978.

¿Qué problema hay pues, en aplicar el artículo 155 de la Constitución, y reconocer jurídicamente lo que ya es una situación de facto, de rebeldía y sedición…?

Publicado en Alerta Digital (07/09/2017)Heraldo Sanitario de Oregón (08/09/2017)

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