Los españoles somos quejosos de salón
Hay dos tipos de españoles: una minoría que nos quejamos de lo que funciona mal, es decir, todo o casi todo, y una gran mayoría de personas que parecen argentinos, pues toda la fuerza se les va por la boca.
Son lo que yo llamo quejosos de salón, es decir, de cafetería, bar o taberna… La gente que grita, gesticula, se exalta, pone a parir al funcionario que le ha atendido mal en un organismo público, al cartero, al policía municipal, al guardia civil de tráfico, o al sumsum corda. Y como dice Cervantes en El Quijote: “Miró al soslayo, fuese y no hubo nada…”.
Son esas personas que te envían mensajes de wasap diciéndote “vamos a quedar, que tengo que contarte algo. ¡Estoy hasta los cojones del INEM!”, por ejemplo, y allá vas tú, a perder el tiempo, en nombre de una amistad mal entendida, en la que un contribuyente, expoliado y explotado, quiere hacerse participe de la última putada que le han hecho en un organismo oficial, o del maltrato recibido, por parte del funcionario de turno…
Hace unos días me mandó un mensaje un buen amigo, Graduado Social, para explicarme el trato despótico en la mayoría de los organismos públicos administrativos hacia los profesionales como él, cuyo tiempo es oro, pues luego cobran a sus clientes por las horas dedicadas a resolver cualquier encargo profesional que tengan que realizar, y como les exigen cita previa por internet, como si fueran un particular cualquiera.
Se quejaba, y creo que con mucha razón, de que no haya una ventanilla especial para profesionales, abogados, graduados sociales, gestores administrativos, asesores fiscales, etc., de forma que no tengan que perder el tiempo detrás del panadero de la esquina, o que se les exija la petición de cita previa por internet, como si los funcionarios no estuvieran al servicio de los ciudadanos, pues somos nosotros, al fin y al cabo, quiénes les pagamos el sueldo. Hoy por hoy, en la mayoría de los organismos púbicos, parece que cuándo “se dignan” atenderte, te están haciendo un favor…
Como ya estoy harto de que siempre me cuente las mismas historias para no dormir, y estoy cansado de que toda la fuerza se le vaya por la boca, con la mala educación que me caracteriza, le espeté –más o menos-, las siguientes preguntas:
– ¿has hecho algún escrito de queja al organismo correspondiente, y lo has presentado por registro, para que quede constancia del mismo, y se vean obligados a contestarte?
– ¿te has quejado al Colegio de Graduados Sociales?
– ¿has enviado algún escrito a la prensa, denunciando lo sucedido?
Al decirme que no a las tres preguntas, le solté, a modo de exabrupto, que dejara de tocarme los cataplines, que ya estaba harto de oír siempre las mismas historias, cuándo no hace nada para corregir esas situaciones, e intentar que mejore esta mierda de sociedad –y administraciones públicas- que vamos a dejar a nuestros hijos.
Se quedó muy sorprendido, supongo que principalmente por mi mala educación, y me dijo muy humildemente que no tenía tiempo para hacer esas cosas, a lo que yo le contesté que lo que no tenía era ganas de hacerlo. Y que si todos hiciéramos lo mismo que él, este país si en algo iba a cambiar, iba a ser a peor.
Y añadí que con la gran cantidad de horas dedicadas a contarme estas historias, podía haber escrito todas las quejas del mundo, y hasta la enciclopedia Espasa…
Decididamente, no creo que vuelva a invitarme a tomar café.
Pues así somos –son- la mayoría de los españoles. Quejosos de salón, a los que toda la fuerza se les va por la boca, pero no hacen nada para arreglar las cosas e intentar solucionar los numerosos problemas existentes.
¿Ustedes creen que el mal funcionamiento de la sociedad, las injusticias, etc., van a cambiar por sí solas, por la inercia de las cosas…? Más bien será al contrario, que las situaciones injustas se perpetuarán con el tiempo, y al final los ciudadanos las acabarán viendo como “normales”. Y así nos va.
Publicado en El Librepensador y Rambla Libre (05/04/2017), Heraldo Sanitario de Oregón (06/04/2017) y Sierra Norte Digital (07/04/2017)
Totalmente de acuerdo.
Aquí se queja todo el mundo…, pero en los bares, y preferentemente con unas copas de más.
Pero luego, a la hora de la verdad, nada de nada.
Así somos los españoles. Y así nos va…
Tiene razón. Aquí todos nos quejamos mucho, pero en las bares, peluquerías o tertulias, pero son escasísimas las personas que tienen el valor de presentar sus quejas por escrito, y por el conducto oficial correspondiente.
¡Y por desgracia, generalmente no se les hace ni caso!
Y encima son mal miradas por todos o casi todos, pues se dice que son «individuos problemáticos», «querulantes», «que se pasan el día poniendo denuncias», cuando en realidad lo único que hacen es EJERCER COMO CIUDADANOS.
En términos generales, y salvo alguna honrosa excepción, el español es bastante cobarde, y ea es la razón por la que la mayoría de los españoles hablan mucho, pero hacen poco.
Aquí es habitual ver a la gente vociferando en los bares, con la cerveza en una mano, y gesticulando con la otra, diciendo que yo esto lo veo a denunciar, me voy a quejar, menuda estafa que me han hecho, etc.
¡Y luego, a la hora de la verdad, nada de nada!
La expresión QUEJOSOS DE SALÓN es muy correcta, pues expresa lo que realmente sucede en estos casos…
Claro que estoy de acuedo con lo que apunta, hay mucha gebte que se siente quejosda por algun mal servicio, pero son incapaces de quejarse adecuadamente, pero aun tiene cuajo para reprocharnos a los que nos quejamos siempre que lo creemos conveniente Si nos quejarampos todos de muchas cosas estas funcionarian mejor de lo que funciona hariamos menos mala sangre y viviriamos mejor El bar o la cola de un banco o del mercado o la consulta de un medico no son lugares para quejarse y asi nos va en esta sociedad
Yo pienso lo mismo que usted.
Aquí no se queja casi nadie, por las vías que podríamos llamar oficiales: escritos presentados en el registro general correspondiente, etc.
Con lo cual, realmente no mejora nada, pues ni los políticos ni los que mandan se enteran del malestar que provocan muchas de sus actuaciones y ocurrencias.
¡Porqué aquí en España vivimos a golpe de ocurrencias!
Ese es el mal de nuesttra sociedad, no saber quejarse en tiempo y en lugar, y de ahí nace el que cada vez tengamos peores servicios; pero tan poco la picaresca de paises como Inglaterra, que se quejan de lo que no es verdad, todo porque les salgan las vacaciones gratis .
Creo que debe haber una cultura del saber quejarse adecuadamente y eso se deberia aprender desde pequeñitos, para que las cosas funcionen mejor Hay que perder el miedo a quejarse, porque mas vale ponerse una vez colorado que ciento amarillo