Un consejo de Estado digno de tal nombre
Hace varios años publiqué en varios diarios digitales un artículo titulado “Calidad en el Consejo de Estado”, criticando la incorporación al mismo de Zapatero, Rodríguez Ibarra, Teresa Fernández de la Vega y otros ilustres ignorantes jurídicos…
Lo he buscado en internet pero no lo encuentro. Supongo que habrá sido borrado o desplazado por otros artículos más recientes. De cualquier forma está publicado en uno de mis libros, y si alguien quiere verlo –por casualidad-, con gusto le daré la referencia correspondiente.
Viene esto a cuento del reciente dictamen del Consejo de Estado, máximo órgano consultivo de España, donde, como no podía ser menos, pone los puntos sobre las íes de la responsabilidad, política y administrativa, del Ministerio de Defensa sobre la contratación de unos aviones desahuciados para transportar a nuestros militares destinados a misiones internacionales, con un grave riesgo para sus vidas, como por desgracia sucedió.
Que todo un Ministro de Defensa, además del gremio, Comandante Jurídico de la Armada, creo recordar, fuera incapaz de reconocer responsabilidad alguna, siquiera in vigilando, in delegando, o in tocándose las pelotas, dice mucho de su sentido de la honorabilidad y de la responsabilidad, o más bien de la falta de tales atributos propios de cualquier persona bien nacida, hombre o mujer.
Ignoro la fecha en que se solicitó el dictamen al Consejo de Estado, y no creo que fuera hace catorce años, nada menos… Es cierto que el Consejo necesita tiempo para emitir sus dictamines, pues se estudian primero por los Letrados, posteriormente se debaten en las Secciones, y, en su caso, van al Pleno, pero es evidente que han podido tardar unos meses, o incluso un año, en emitir su dictamen, pero nunca catorce años.
De cualquier forma, el Consejo de Estado con este dictamen ha demostrado ser lo que se espera de él: un Consejo de Estado, que está por encima del gobierno de turno y de los partidismos, defendiendo los intereses generales de España y de los españoles, entre los cuales ocupan un lugar destacado, siempre presentes en nuestros corazones, los 62 militares que dieron su vida por España.
Y que fueron tratados a patadas por Trillo y sus mariachis, es decir, los pelotas de turno, que tanto abundan alrededor de los políticos, cual moscas en un estercolero.
No creo que don Federico aspire a volver a ocupar cargo político alguno, como no sea la presidencia de su comunidad de vecinos, y eso cuándo le toque por turno rotatorio, pero es evidente que perdió una magnífica oportunidad de dimitir, y quedar como un señor.
Ahora, con sus últimas declaraciones, y siento decirlo, se está comportando como un mierda (dicho sea como crítica política, nunca personal), totalmente insensible ante el profundo dolor de los familiares de las víctimas agravado además por sus continuos desplantes, y huidas hacia adelante, o más bien hacia ninguna parte.
Y el Consejo de Estado, y no me duelen prendas de reconocerlo, se ha comportado como no saben, quieren o pueden comportarse otras Instituciones teóricamente al servicio del Estado, y no del partido en el gobierno: el Consejo General del Poder Judicial, la Fiscalía General del Estado y el Defensor del Pueblo, por ejemplo.
Ahora, para acabar de dignificar al Consejo de Estado, sólo hace falta que reformen la Ley del mismo, para poder desprenderse de esa carga inútil que soportan, supongo que con resignación, de iletrados jurídicos, incorporados por vía de reconocer el “derecho” a pertenecer al mismo a los ex presidentes del gobierno (en una reforma de la ley auspiciada por el propio Zapatero, tonto, pero que fábrica chollos, en su propio beneficio), o por la vía de la incorporación de ex presidentes de comunidades autónomas (caso de Rodríguez Ibarra), o echando previamente a un muy digno Consejero ¡nombrado por Franco!, pero que pese a su provecta edad, acudía todos los días al Consejo, y despachaba informes y expedientes…
En otras palabras: salvo excepciones, el Consejo de Estado tiene una gran calidad, y ahora sólo hace falta que procedan a “limpiarlo” de ignorantes jurídicos e iletrados en general.
¡Y pónganse todos en posición de firmes, que vuelve el ex Ministro de Defensa a su plaza de Letrado! Claro que, como la práctica totalidad de sus compañeros, suponemos que trabajará desde su casa, o desde el despacho familiar de abogados, que España es ansí
Publicado en Heraldo Sanitario de Oregón (06/01/2017), Rambla Libre (08/01/2017), La Tribuna del País Vasco y Sierra Norte Digital (09/01/2017)
Señor Grau, estoy de acuerdo con usted en todo lo que dice.
En cualquier país serio, la carrera política de Trillo estaría acabada.
Aquí, en cambio, es posible que le veamos de ministro cualquier día, ¡o incluso de Presidente del Consejo de Estado, como Letrado Mayor del mismo!
España es así. Marca España. Y así nos va…
Trillo pertenece al género de los delincuentes… políticos.
En su caso, presuntos, pues todavía no ha sido ni juzgado ni condenado.
(A cada cual, lo suyo).
Pero ante la mayoría de la opinión pública española, creo que YA ESTÁ JUZGADO Y CONDENADO.
Trillo vuelve al Consejo del estado, de donde es letrado por OPOSICION y es su anterior trabajo, no a dedo como otros Zapatero, De La vega Ledesmas y demas. No defiendo a Trillo, porque me parece que siendo del Opus, deberia tener un poco de humildad y caridad cristiana y reconocer la parte, que no el todo, de su culpa. Pero, Pero….Si la mayoria de los que componentes del Consejo de Estado, que no se para que sirve, son del PSOE pues ya me diran……
Totalmente de acuerdo contigo.
Es posible que Trillo, como Ministro, tuviera alguna responsabilidad, in vigilando, pero es evidente que hay un Alto Estado Mayor, y un montón de Generales y Jefes en el Cuartel General del Ejército, que son LOS VERDADEROS RESPONSABLES.
Yo creo que cuando sucedieron los hechos tenía que haber cortado cabezas, así evitaría que ahora le corten la suya.
Pero, como Comandante Jurídico de la Armada, actuó de forma TOTALMENTE CORPORATIVA, protegiendo a todos, incluso a los sinvergüenzas que se embolsaban un dineral por cada viaje (pues pagaban ciento cuarenta y pico mil euros, y sólo abonaban treinta y nueve mil a la compañía de desguaces, pues esa era la línea con la que volaban: aviones camino del desguace…).
Siento muca lo sucedido, y rezo por todos los muertos y sus familiares, pero al igual que tú, no creo que todas las culpas sean del señor Trillo…
Un país donde a todos nos extraña que un organismo constitucional CUMPLA CON SU DEBER, es una nación que está en estado de derribo, de desguace.
¡Y eso es lo que nos está pasando con el dictamen del Consejo de Estado!
Estamos tan acostumbrados a ver como el CGPJ, la FGE, el TS, el Tribunal Constitucional -¿o debería decir prostitucional?- se venden al mejor postor, o a quien tiene más poder, que nos resulta MUY EXTRAÑO QUE LAS INSTITUCIONES HAGAN LO SE ESPERA DE ELLAS, y cumplan con su deber.
Decididamente, no tenemos arreglo…
El señor Trillo es LETRADO MAYOR DEL CONSEJO DE ESTADO, aunque creo que en cada una de las 8 secciones de las que se compone el Consejo, creo recordar hay un Letrado Mayor.
¡Pero que Dios coja confesados a los de su sección, pues no creo que sus informes sean un ejemplo de mesura y equilibrio ideológico y político, precisamente!
De cualquier forma, ESTÁ MUERTO POLÍTICAMENTE. Ahora solo hay que enterrarle, para que no huela.