La dictadura separatista catalana


Ayer pase un mal día, pensando en lo que se nos viene encima. Se han confirmado los peores augurios: se puede pasar de lo malo a lo peor. Y el traidor Mas, y ya es hora de llamar a las cosas por su nombre, ha consumado su traición a España, con un auténtico golpe de estado, muy similar al del 23 de febrero, aunque mucho peor, pues aquellos equivocados ciudadanos pretendían acabar con el terrorismo e instaurar un gobierno de unidad nacional, y éstos lo único que pretenden es marcharse de España, eso sí, sin pagar las deudas…

La Moncloa, como de costumbre, emitió un comunicado, en mi opinión demasiado tibio. Creo que Rajoy tendría que haber hecho en persona una declaración institucional, con luz y taquígrafos, pero ya sabemos que no se puede esperar mucho de este hombre, tan pasivo y diletante. Y La Zarzuela, como siempre, no dijo ni pio, no vaya a ser que cuestionen su papel institucional…, como si la creación de una república catalana no supusiera un golpe en la yugular de la monarquía.

Cuando un dirigente político dice que “hay que corregir lo que han decidido las urnas”, es evidente que se aleja peligrosamente de la democracia, para adentrarse en la dictadura. Por no hablar de esas “cesiones” de diputados, como si fueran objetos de usar y tirar, que han sido votados para defender unas determinadas ideas, pero que se “traspasan” a otro partido, como animales de compañía. O el simple hecho de pretender imponer un separatismo que no es mayoritario, pues en las últimas elecciones, realmente plebiscitarias, obtuvo un cuarenta y siete por ciento de los votos, más o menos… ¿Dónde está el respeto al electorado, en estos planteamientos dictatoriales?

Se aprovecha, además, un momento de incertidumbre nacional, en el que nuestra Patria navega sin rumbo, camino de unas nuevas elecciones generales, ante la imposibilidad de que cualquiera de los dos partidos mayoritarios pueda formar un gobierno. Y sino, al tiempo.

En resumen, malos, muy malos tiempos para España. Y siento ser tan agorero, pero es la realidad.

No podemos cerrar los ojos ante lo que se nos viene encima: huída de las inversiones extranjeros, elevación de la prima de riesgo, aumento del desempleo, consecuencias todas ellas de la incertidumbre y la inestabilidad política.

El dinero es cauto, como lo somos todos en nuestra vida ordinaria, gastos, inversiones, proyectos de futuro, etc. Cuesta mucho ahorrar algún dinero para jugárnoslo a la ruleta rusa.

En fin, es lo que hay. Quien siembra vientos recoge tempestades. Y Mas está cosechando lo que sembró. Quizá la única buena noticia es que dentro de poco ya no será Mas, sino Menos…

Publicado en Decisión Económica y La Gaceta Europea (10/01/2016), Sierra Norte Digital y La Tribuna del País Vasco (11/01/2016)

comentarios
  1. antonio |
  2. Francha |