Luisa Fernanda nos quiere gobernar


Luisa Fernanda Rudí, llamada también la Rudí, es esa señora con aspecto de machorra, de mujer de armas tomar, que preside Aragón, y rige (es un decir) la sociedad aragonesa.

Es esa contable diplomada –profesora mercantil-, que pese a su teórica formación económica, es incapaz de controlar el déficit público autonómico, pues es muy generosa con nuestro dinero, y sigue gastando y malgastando el dinero público:

1º. Se recorta básicamente en sanidad, totalmente abandonada, y en educación, dejada de la mano de Dios. La sanidad no le preocupa –seguramente tiene seguros privados, con buenos médicos-, y la enseñanza no le interesa, pues no tiene hijos… Pero, eso sí, no se recorta dónde sí se debería reducir el gasto público.

2º. Un Justicia de Aragón, llamado también el perejil, pues está en todas las salsas, pero que más bien habría que denominar “el monaguillo”, pues en dieciséis años de mandato, que se dice pronto, nunca se ha enfrentado a los poderes fácticos, y únicamente ha sido capaz de hacerlo con alcaldes de pequeños municipios, o autoridades de segundo o tercer nivel. Esta Institución, con su cohorte de asesores huidos de la jurisdicción, y del País Vasco, algo así como 16 asesores, y un número similar de empleados administrativos, chófer, ujier, escoltas, etc., recibe en palacio, y nos cuesta más de dos millones de euros anuales, pese a su total ineficacia, y redundancia con el Defensor del Pueblo. Como aquí no tenemos una María Dolores de Cospedal, ni nada que se le parezca, seguimos manteniendo algo tan inútil como El Justicia…

3º. La Cámara de Cuentas de Aragón, cuyo coste anual es de más de tres millones de euros, pero que los doy por bien empleados, pues sus informes son impecables, al menos los que he tenido ocasión de leer y estudiar, sobre la Universidad de Zaragoza. Como la ruda, digo la Rudí, no soporta que nadie le lleve la contraria, quiere meter mano a la Institución, reduciendo el número de auditores de tres a uno, y convirtiendo así la cámara en ineficaz, pues es imposible que una sola persona pueda controlar todo el sector público aragonés, con una decena de consejerías, numerosos organismos públicos, parapúblicos y asimilados, 731 ayuntamientos, etc. Es decir, que su política consiste en cortarle el grito a quien le lleve la contraria.

4º. Coche oficial con chófer y escolta para Marcelino Iglesias, su predecesor. Y pronto concederá también otro coche oficial a Biel, pues el pobre después de toda una vida viajando con coche oficial, ha debido de perder hasta el permiso de conducción, o al menos los conocimientos correspondientes. Y su “dignidad” se resentiría si tuviera que conducir, como todo el mundo, y, lo que es peor, pagarse la gasolina, que está por las nubes…

5º. La DGA sigue llena de altos cargos nombrados a dedo –se habla de unos 300-, cobrando retribuciones superiores a los 50.000 euros anuales, con las correspondientes cotizaciones a la seguridad social, para el día de mañana. La mayoría son comisarios de los partidos políticos, carentes de conocimientos, y, lo que es peor, de competencia –salvo excepciones-, y están allí como parte del botín del PP-PAR.

6º. Y los numerosos organismos oficiales “inventados” siguen existiendo, y no digo funcionando pues muchos de ellos realmente no sirven para nada, salvo para dar cobijo a los paniaguados de turno.

7º. Obviamente no se ha reducido el número de ayuntamientos, ni mucho menos la estructura comarcal, que ya genera más de dos mil nuevos empleados públicos públicos…, pese a que según Biel “no iban a costar nada”.

8º. Y, por supuesto, tenemos una radio y televisión pública, totalmente deficitaria, que nos está costando un ojo de la cara, pero que conviene mantener, pues sino, ¿quién iba a alabar nuestras grandes paridas…?

9º. De las empresas públicas casi mejor no hablar, pues siguen en pie casi todas, aunque más que en pie deberíamos decir apuntaladas, ya más que un holding lo que conforman es una gigantesca “ruina empresarial aragonesa”. Vamos, que no las compraría nadie, y lo único que podría hacerse sería cerrarlas, echando a sus directivos y empleados, y asumiendo la DGA las deudas correspondientes. Pero entonces, ¿dónde íbamos a colocar a nuestros amiguetes y correligionarios?

En resumen, María Luisa Fernanda Rudí nos quiere gobernar, pero por mi parte va a ser que no. Y cualquier persona sensata creo pensará lo mismo.

Publicado en Heraldo Sanitario de Oregón, Sierra Norte DigitalCatalunyapress (11/05/2015)

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