Despachos y despechos de abogados
Tengo un despacho de abogado. ¿O realmente es un despecho jurídico…? Obviamente no es lo mismo. En España hay muchos despachos de abogados, demasiados, en mi opinión, pero también muchos despechos jurídicos, dónde habitan ex jueces y fiscales, que por diversas causas han sido apartados o han dejado sus profesiones.
Yo mismo soy uno de esos casos, si es que a un fiscal sustituto se le puede considerar un profesional de la fiscalía, que creo que sí, al menos cuándo se ha estado trabajando más de una década.
Junto a los despachos de abogados, de a pie, que van al juzgado, asisten a las declaraciones de sus clientes, celebran juicios, formulan recursos, y en petit comité critican a los jueces y fiscales, sus adversarios “naturales”, existen algunos abogados que no pisan nunca un juzgado, ni nadie sabe a que se dedican realmente, pues no van a vistas ni se les ve por el foro. Y estos son los que realmente ganan dinero, como ya decía en su día Vizcaíno Casas, ese gran autor tan ignorado por ser de derechas…
A este tipo de abogados, que más que un despacho tienen un despecho, sea jurídico o político, normalmente más político que otra cosa, es a los que vemos un día si y otro también por las televisiones, públicas y privadas, pontificando sobre lo divino y lo humano, que la ignorancia es muy atrevida.
No quiero señalar, pero podríamos incluir en esta tipología a personajes –más bien personajillos- como Garzón, o al padre de la patria –no sabemos si la española o la catalana-, Roca, cuyo despacho o despecho es tan curioso que ni siquiera es capaz de consignar debidamente la calderilla de la que se ha beneficiado Cristina de Borbón y Grecia. Y digo calderilla no porque crea que casi seiscientos mil euros sean moco de pavo, sino porque me parece que es muy superior, en varios millones más, la cantidad de la que ha resultado beneficiaria.
¿Realmente un abogado de influencias, de amistades, de relaciones, de contactos, aporta un plus de capacidad jurídica a un abogado normal y corriente? Lo dudo. Es posible que pueda conseguir ser recibido con mayor celeridad, e incluso atendido con más esmero por el personal judicial, pero a Dios gracias tenemos un gran número de jueces, más bien todos o casi todos, que no se dejan intimidar, y cumplen correcta y adecuadamente con sus funciones, constitucionalmente establecidas.
Cuestión distinta es la fiscalía, o incluso la abogacía del estado, siempre proclives a servir a los señores del poder, como estamos viendo tristemente estos días, con el caso de la señora anteriormente citada.
¿Son necesarios los despechos jurídicos…? Posiblemente son un mal necesario, como forma de dar acomodo social a personas rebotadas de sus respectivas profesiones, o fracasadas en la política (Roca, con una inversión de miles de millones de las antiguas pesetas, fue incapaz de obtener ni un solo escaño en la operación reformista), aunque alguno de ellos como Garzón, confío y espero que se quede en Argentina y no vuelva. Y de verdad que lo lamento, pues quiero mucho a los argentinos, pero si tengo que elegir entre los españoles y los argentinos, lógicamente prefiero a los españoles. Lo siento por ellos, pero con su pan se lo coman…
Resumiendo y concretando: los despechos jurídicos son un mal necesario. No hacen daño a nadie, salvo a sus clientes, a los que cobran a precio de oro servicios que otros realizamos por honorarios mucho más ajustados al mercado. Pero ya se sabe que no todo el mundo puede codearse con Garzón o con Roca…
Publicado en Sierra Norte Digital y Catalunya Press (20/12/2014)
Esos despachos de abogados montados por personas con una gran influencia social, en realidad son DESPACHOS DE TRÁFICO DE INFLUENCIAS, lo que podríamos llamar LOBIS, o como se diga, que en USA y otros muchos países europeos son algo perfectamente legal…
Pero muy distinto a un despacho de abogados, dónde se defiende con la fuerza del Derecho, no mediante maniobras torticeras, influencias, amistades, recomendaciones, presiones, etc.
Perdón, dónde he puesto lobis, lease lobbys, que al parecer es la palabra exacta, al menos según la Wikipedia.
Gracias por su comprensión. Aquí en España hablamos más bien de grupos de presión o de tráfico de influencias…
Creo que doña Carmen tiene razón. Toda esta clase de gente lo que realmente tienen son despachos de lobbys, y lo único que hacen es tráfico de influencias.
En otros países la existencia de los lobbys está totalmente reglamentada, y es absolutamente legal, pero todo el mundo sabe de lo que van. Aquí no. Se dedican al chanchullero, al por mayor y menor, a comprar voluntades, influir en determinadas personas maleables, etc.
Un abogado debe actuar con arreglo a Derecho, y su «arma» son las normas jurídicas, no las presiones a los jueces, fiscales y abogados contrarios.
Creo que el muy digno Juez Castro no nos defraudará. Creo en él, al igual que creo en la Juez Ayala. ¡Y mientras siga habiendo jueces íntegros, España seguirá siendo un Estado de Derecho!
Mi enhorabuena al Juez Castro, por imputar a Cristina de Borbón y Grecia. ¡No esperaba menos de él! Estoy seguro de que esta noche dormirá a pierna suelta. Se lo merece. Y con la conciencia muy tranquila, no como otros…
Los únicos despachos de abogados que se hacen millonarios son los de «tráfico de influencias», es decir los que presionan al Gobierno para que saque normas favorables a los intereses de sus clientes, o al contrario, para que derogue la legislación que les perjudica.
Desgraciadamente en España los «negocios» se siguen haciendo a la sombra del poder, y del «Boletín Oficial del Estado». Es decir, lo propio de países tercermundistas y corruptos…