Asesinatos de políticos
En primer lugar, siento mucho el asesinato de una destacada política, a quien las urnas habían llevado a ocupar varios cargos públicos. Las urnas, es decir, la voluntad popular, no las armas. Por supuesto que dentro de listas cerradas y bloqueadas, sin posibilidad de añadir o suprimir a ningún candidato. Son papeletas de acero. La democracia se convierte, así, en una auténtica dictadura de los partidos políticos.
Las siglas de la política asesinada son lo de menos. Todos los partidos actúan con idénticos criterios. Al disidente, discrepante o minoritario, ni agua. Solo se admiten adhesiones, preferiblemente inquebrantables. El jefe nunca se equivoca, y si se equivoca se aplica el apartado anterior, es decir, que es imposible que el jefe se equivoque, pues por eso es el jefe. Y a otra cosa…
El asesinato me recuerda, salvando las distancias y las circunstancias, al del Alcalde de Fago (Huesca), pequeño municipio en dónde un vecino (cuasi Concejal, pues era un Ayuntamiento que funcionaba en régimen de concejo abierto, es decir, dónde todos los vecinos tienen voz y voto), asesinó al Alcalde, por discrepancias políticas y personales. Habían sido grandes amigos, pero pasaron a ser enemigos, sin solución de continuidad. Algo parecido a muchos matrimonios, que pasan del amor al odio.
El vecino de Fago había presentado decenas de denuncias en vía administrativa contra presuntas irregularidades y arbitrariedades del Alcalde, y se había gastado sus buenos dineros en recurrir en vía contencioso-administrativa numerosas resoluciones del Ayuntamiento, sin ningún resultado positivo. Esa jurisdicción es muy dada a santificar los actos de las administraciones, y a dar por buena cualquier explicación absurda, siempre que proceda de alguna de las numerosas administraciones públicas que pueblan nuestra geografía…
Es sorprendente, también, que el asesinato haya sido cometido, presuntamente, por personas del mismo partido político que la víctima. Esta visto que los miembros de otros partidos son adversarios, pero que los enemigos son los del propio partido. Ya lo decía don Cruz Martínez Esteruelas en su estupendo libro “La enemistad política”.
Don Hipólito Gómez de las Roces decía que las diputaciones provinciales son nidos de caciques, y no le faltaba razón. Él lo sabía bien, pues había sido presidente de la diputación provincial de Zaragoza, y conocía el paño. Pues bien, dentro de ese nido de caciques que sin duda es la Diputación de León, diputaciones absolutamente prescindibles, dicho sea de paso, se crea una plaza de funcionario interino para dar acomodo a una determinada señorita, afiliada al PP, y candidata a Concejal en Astorga. ¿Era necesario crear ese puesto de trabajo, o se trataba de “inventar” un empleo, para dar acomodo a uno de los suyos? Actuación ésta a que tan aficionados son los políticos, y “gracias” a la cual hemos duplicado el número de empleados públicos…
Posteriormente se consolida la plaza y se saca a oposición, y en lugar de darle la plaza al interino, cómo suele suceder en el 95% de los casos, por lo menos, se le adjudica a otra persona, con lo cual se consigue echar a la interina, con la que al parecer ya había malas relaciones.
Más en adelante la persona que ocupa la plaza en propiedad renuncia a la misma, y se marcha de la Diputación, supongo que a otro empleo mejor. La interina que previamente la ocupaba, y había obtenido el segundo lugar en la oposición, pide que se le adjudique, pero la corporación se lo deniega, y suprime la plaza. Todo perfectamente legal, desde el punto de vista del derecho administrativo, aunque habría que saber que motivación real había detrás de esas resoluciones, y cual era la finalidad que se pretendía con ellas.
Posteriormente la misma Diputación reclama a la funcionaria interina la devolución de determinados complementos retributivos, percibidos por su dedicación exclusiva a la Institución, que al parecer no fue tal, pues ejercía también privadamente su profesión, para lo cual supongo habría tenido que pedir y obtener la previa declaración de compatibilidad, con lo cual la Corporación ya conocía dicha situación. Aunque es posible que dicho ejercicio privado se realizara sin comunicárselo al Organismo, lo que sucede en ocasiones, sobre todo cuando el pluriempleado sabe que no le van a dar la compatibilidad, o va a suponerle una merma en sus ingresos.
En resumen, todo esto va generando un caldo de cultivo de imprevisibles y desgraciadas consecuencias, como hemos visto. Y no voy a aderezarlo con posibles relaciones sentimentales, cuernos y demás argumentos, más propios de una novela que otra cosa.
Lo que quiero decir, y digo, es que cuando el Estado de Derecho no funciona, los políticos hacen de su capa un sayo, y juegan con el trabajo y el futuro de otras personas, pues pueden acabar pasando estas cosas.
Y que cuando la Administración de Justicia es incapaz de brindar protección a las personas maltratadas por las administraciones públicas, uno puede sentir la tentación de tomarse la justicia por su mano.
Descanse en paz la señora asesinada, y Dios quiera que no vuelvan a repetirse episodios tan lamentables. Pero conviene que la casta política no olvide que están sentados sobre un barril de pólvora, que son los seis millones de parados, y una juventud a la que hemos condenado de antemano a un futuro sin perspectivas laborales, y que cualquiera puede estar tentado de repetir estos hechos, si no consigue la tutela efectiva de los juzgados y tribunales en sus derechos e intereses legítimos.
Ningún delito es justificable, y un asesinato menos. El derecho a la vida es la madre de todos los derechos, pues sin vida no tenemos nada. Pero es evidente, como dice el autor, que nuestro «estado de derecho» no funciona, y eso es muy peligroso, pues la gente desesperada puede acabar teniendo la tentación de tomarse la justicia por su mano…
Con esto no quiero decir que las presuntas asesinas tengan algo de razón, sino que no se puede andar jugando con la gente como si fuéramos peones del ajedrez, que todos tenemos nuestra dignidad, y hoy en día algunos políticos se están pasando tres pueblos en sus relaciones con la «plebe»…
De cualquier forma, siento mucho lo ocurrido. Descanse en paz. Confío y espero que la autora o autoras paguen por ello, pues a cada acción delictiva le corresponde la consecuencia penal que proceda en Derecho.
Me parece BRUTAL, este asesinato, ademas pensandolo practicamente para lAS ASESINAS, no parece logico ni razonable que dieran ese paso, que las MARGINA DE POR VIDA, parece que no hay razon para pensar en otros motivos, pero el odio y rabia que demostro esa mujer, da que pensar en otra causa que pueda llevar a una mujer normal a ensañarse con la victima y REMATARLA BRUTALMENTE, QUE DIOS PERDONE A TODOS.
La línea argumental del artículo es válida. Ahora bien, es la misma que se oye para justificar crímenes de violencia machista; o sea, cuando una mujer desahucia al marido, le impide ver a sus hijos, los Tribunales le imponen una pensión onerosa, y de un día para otro, se ve en la ruina, hay también algunos que reaccionan como fiera acorralada y asesinan a sus ex-cónyuges. el marido acude a los Tribunales, y se ve desolado ante la apisonadora judicial. ¿Es válido entonces la argumentación o en este caso no es válida? ¿ Hay que cambiar las leyes o los Tribunales? Lo que pienso es que siempre, en una población de 40 millones de habitantes, siempre, acudiendo a la estadística, tendremos el caso estrella o periodístico, como todos los años hay accidentes de tráfico. Eso no quiere decir que apruebe esta conducta, pero que siempre hay gente agresiva y desequilibrada dispuesto a asesinar o matar a quien entiende que le ha arruinado la vida.
En «El arte de la guerra», Sun Tzu recomendaba no acosar al enemigo vencido hasta el límite: déjale una vía de escape o se volverá contra ti a muerte.
Los políticos deberían estudiar ese libro como si fuera un manual de prevención de «riesgos laborales».
Me pregunto si tal acumulación de odio se habría producido de no existir tanta concentración de poder. Si la ley prohibiera que una misma persona sea presidenta de la diputación más de dos legislaturas o el cargo fuera incompatibles con nada menos que ¡doce cargos!, retribuidos o no, que eso es lo de menos. Lo peligroso es concentrar tanto poder. Controlas el partido más poderoso, la diputación, numerosas empresas públicas, la caja más importante de la región, los principales ayuntamientos; decides a quién se contrata, a quién se adjudican obras, a quién se compran suministros… ¡toda la provincia es tuya! Despides a una señora, le impides acceder a otros puestos o ascender en el partido y además le reclamas 60.000 €… ¿Cometió el error advertido por Sun Tzu?
Es cierto que se parece al crimen de Fago. Parece que la presunta asesina vivía en una atmósfera insana, enrarecida, con una obsesión paranoide por la poderosa y el sentimiento de que esta le había arruinado la vida. ¿Habría visto las cosas igual, sabiendo que en poco más de un año la hoy fallecida ya no mandaría en la diputación?
Y esto no es «justificar» nada, sino buscar una explicación a lo sucedido. El odio existe, hay que saber manejarlo y más si tienes poder sobre otros.
Totalmente de acuerdo. Creo que tienes mucha razón. No se puede acaparar todo el poder, y creerte por encima de los demás, arruinándoles la vida, si te apetece… Es uno de los pocos casos que ha habido, pero presiente que puede haber más, pues la gente cuando está desesperada, es capaz de cualquier cosa. Y esos políticos que se suceden a sí mismos, que no abandonan el poder ni a tiros, al final es posible que lo acaban dejando…aunque sea a tiros.
Completamente de acuerdo. El ciudadano está inerme ante los atropellos. Hay un abismo creciente entre la clase política/judicial, justamente llamada la Casta, y el resto de los ciudadanos
Parece que estamos en vísperas de la Revolución Francesa, con una aristocracia llena de privilegios (20.000 aforados) que hace y deshace, que vive a cuerpo de rey, que solo pisa moqueta o va en Audi con chófer (salvo un día cada cuatro años que se va al Mercado a hacerse fotos) y se acaba jubilando en uno de los grandes bancos o empresas a los que favoreció cuando estuvo en el Poder
Hay un clamor popular por las listas abiertas y la limitación de mandatos, pero esta Casta, que controla empreas, bancos y centenares de periodistas, terulianos, opinólogos y hasta troles