El día 10 es el mejor día
Hace unos años, en la última etapa del septenio negro zapateril, se discutió en el Congreso una iniciativa legislativa para que el INEM pagase a los parados el día 1 de cada mes, o el último día del mes correspondiente, ya que tradicionalmente lo viene haciendo el día 10 de cada mes.
Esa situación provocaba, y lo sigue haciendo, numerosos desajustes económicos en las generalmente esquilmadas cuentas bancarios de los parados, al producirse los cargos a primeros de mes: comunidad de vecinos, teléfono, luz, agua, etc., y quedarse las cuentas en números rojos hasta el siguiente día 10, con el devengo de los intereses y penalizaciones económicas a que tan acostumbrados están nuestros bancos…
El asunto se aprobó por mayoría absoluta, y como suele suceder en España, y más en esa casa de la soberanía nacional donde casi todo lo que se hace y dice es mentira, quedó en el olvido más absoluto. Nunca se ha cambiado la fecha de cobro de los parados que, por alguna extraña razón, tardan diez días más en cobrar su “nómina” que el resto de los españoles.
Es posible que este desfase le venga bien a la seguridad social, pues así dispone de más liquidez, al haber cobrado los seguros sociales el último día hábil del mes anterior, pero no deja de ser un trato desigual e injusto en relación con los jubilados, que si cobran el último día del mes, e incluso algunas entidades bancarias les permiten sacar adelantos de la pensión, sin cargo alguno, a partir del día 25.
Soy consciente de que la “plantilla” del INEM es muy elevada, y la nómina tremendamente abultada, pero la verdad es que no entiendo porque trescientos cincuenta diputados, a los que pagamos muy generosamente, votan y deciden sobre un determinado asunto y luego se queda en nada… Para eso podíamos ahorrarnos el Congreso –del Senado ya ni hablo, pues no sirve más que para “refugio” de delincuentes políticos, con el aforamiento-, o tener una cámara de representación más reducida y barata, pues al fin y al cabo sabemos por anticipado lo que van a votar todos: lo que les mande su partido.
Comento este asunto pues hace unos días hablando con el dueño del bar donde suelo tomar café todos los días –con el acompañamiento de un churro, que no están los tiempos para grandes dispendios-, y al manifestarle mi extrañeza por la poca clientela que había, pese a ser primeros de mes, me contesto diciendo “que el mejor día era el día 10”, pues al cobrar los parados, el bar se llenaba…
Triste un país dónde el día que se mueve más dinero es cuando cobran los parados, lo que evidencia los millones de personas que están en esta situación, y lamentable también pues evidencia que la mayoría de los parados no pueden gastar hasta que cobran, lo que supone que viven con muchas estrecheces.
Mientras tanto, aquí en Aragón, donde vivo y peco, las Cortes de Aragón se van a gastar doscientos cincuenta mil euros en comprar coches nuevos para nuestros diputados “aldeanos” y El Justicia de Aragón, institución absolutamente inútil, nos cuesta más de dos millones de euros anuales. Por no hablar de una Universidad de Zaragoza donde al paso que vamos pronto habrá más profesores y empleados que estudiantes (alrededor de 5.000 profesores y personal para escasamente 30.000 alumnos).
En resumen, pocas razones para estar optimistas, por mucho que apliquemos el refrán de que al pesimismo de la inteligencia hay que combatirlo con el optimismo de la voluntad.
Menos mal que pronto será día 10, y veremos –de nuevo- circular el dinero por los bares y comercios…
Un país donde el día que se cobra el paro es el mejor día para los negocios, significa que la economía está hundida, y que los millones de personas subsidiadas solo pueden gastar dinero cuando perciben las ayudas… En definitiva es una crisis de caballo.
Desgraciadamente, no se notan nada los finales de mes, seguramente porque cada vez hay menos gente trabajando, y los jubilados tienen que mantener a hijos y nietos, con lo cual tampoco están para muchas alegrías.
Y a partir del día 20, más o menos, las ventas decaen que es un contento, y ves que la gente solo compra lo imprescindible: leche, pan, patatas, etc.